Dra. Joyce

Por: Paola N. Soto Acevedo, Psicóloga Industrial Organizacional
Colaboración especial para la Dra. Joyce

Una persona promedio dedica cerca de 2,850 horas anuales, lo que representa el 32% de su año, al trabajo. Esto equivale a aproximadamente 27 años de vida trabajando, es decir, un tercio de nuestra existencia transcurre dentro de un entorno laboral, principalmente en oficinas.

Esta realidad nos lleva a una reflexión fundamental: casi la mitad de nuestro bienestar diario está influenciado por el entorno de trabajo. La idea de llegar al hogar y empezar con un estado emocional “desde cero” es utópica. Por eso, la consciencia sobre el bienestar en la oficina se vuelve una prioridad si queremos mantener una vida saludable.

¿Qué es el bienestar en la oficina?

El bienestar en la oficina se refiere a una interconexión y equilibrio entre la realidad física, psicológica y social experimentada dentro de un espacio laboral.

Históricamente, los espacios de oficina han sido diseñados con el objetivo de productividad y eficiencia, simulando fábricas de ensamblaje. Sin embargo, las nuevas propuestas de valor apuestan por espacios centrados en la diversidad, flexibilidad y personalización. Esto no es casual: múltiples investigaciones han demostrado la relación entre el entorno físico y variables como la productividad, satisfacción y motivación de las personas empleadas.

Para profundizar en este enfoque, se puede utilizar el concepto de Positive Built Workplace Environment (PBWE), que ayuda a entender cómo el diseño de las oficinas impacta directamente en el bienestar emocional.

Las tres necesidades del PBWE

El PBWE se enfoca en tres necesidades psicológicas fundamentales:

1. Autonomía: posibilidad de decidir dónde, cómo y cuándo trabajar.

2. Competencia: contar con las herramientas y el entorno para completar las tareas.

3. Afinidad: conexión emocional con el espacio laboral, tanto a nivel individual como social.

Diseñar oficinas que atiendan estas tres dimensiones influye directamente en la salud emocional, sostenibilidad y rendimiento de los equipos. Ignorarlas, por el contrario, puede tener consecuencias negativas en el desempeño y bienestar organizacional.

Componentes de un diseño centrado en el bienestar

El diseño de oficinas debe responder a la necesidad de crear un espacio flexible, que facilite el trabajo ágil, innovador, inclusivo y humano. Para ello, se proponen múltiples configuraciones que atiendan tareas individuales y colaborativas.

Espacios individuales:

Benches: estaciones abiertas sin paneles, ideales para tiempos cortos entre reuniones.

Estaciones individuales aisladas: pensadas para facilitar la concentración, ubicadas en zonas tranquilas.

Estaciones semicerradas: paneles bajos que brindan privacidad visual sin aislamiento completo.

Estaciones fijas: lugares asignados para tareas específicas que requieren estabilidad.

Espacios de colaboración:

Vestíbulos: espacios informales para conversaciones espontáneas.

Salas de conferencias: reuniones formales, presentaciones o sesiones estructuradas.

Áreas abiertas de colaboración: con mobiliario flexible para adaptarse a dinámicas grupales.

Launch rooms, drybars, workcafés: combinación de colaboración y espacios para ingerir alimentos.

Ergonomía, tecnología y naturaleza

Los espacios laborales actuales consideran las necesidades físicas, ergonómicas y psicológicas de sus ocupantes. Esto incluye la incorporación de elementos naturales como plantas, luz natural, colores vivos, y el uso estratégico de tecnología para facilitar el trabajo híbrido o remoto.

La clave está en la cultura organizacional: políticas que promuevan flexibilidad, salud emocional y una experiencia laboral humanizada.

Impacto en el bienestar emocional

Al integrar todos estos componentes, se logra satisfacer las necesidades psicológicas planteadas por el PBWE, generando:

● Mayor motivación.

● Menor agotamiento físico y emocional.

● Más compromiso y felicidad laboral.

● Mejor rendimiento organizacional.

Un entorno laboral positivo no solo influye en cómo trabajamos, sino también en cómo vivimos. Podemos impactar el 46% de nuestro día mediante decisiones conscientes de diseño y cultura.

Reflexión final

Repensar el diseño de oficinas no es una moda: es una necesidad. Las organizaciones que quieran mantenerse relevantes, saludables y humanas deben considerar el bienestar emocional como una estrategia clave.

“Gracias a la Dra. Joyce por promover este tipo de conversaciones, donde el espacio laboral no solo se mide en metros cuadrados, sino en impacto humano.” – Paola Soto.

📌 Referencias:
Soto Acevedo, P.N. (2020). La percepción de espacios laborales flexibles en organizaciones profesionales en Puerto Rico: Un estudio de caso. Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Grant, A., O’Connor, S., Studholme, I., & Berger, A. (2018). Towards a Positive Psychology of Buildings & Workplace Community: Delineating the Benefits of the Positive Built Workplace Environment.