Dra. Joyce

Aprovechando que este mes celebramos a quien ejerce la docencia (tradicionalmente conocido como el Día del Maestro), me detuve a reflexionar sobre lo que significa enseñar, no solo en un aula tradicional, sino en cada espacio en el que he tenido la oportunidad de compartir conocimiento.

Desde mis primeros pasos como educadora en mi comunidad e iglesia, pasando por mi experiencia en Head Start, y luego en la Universidad de Puerto Rico y la Universidad del Sagrado Corazón, entendí algo fundamental: educar no es transferir conocimiento, es crear posibilidades para su producción. Paulo Freire decía: “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear posibilidades para su producción o construcción. Quien enseña, aprende al enseñar y quien enseña, aprende a aprender”.

Esta visión de la enseñanza me ha acompañado en cada etapa y, especialmente, en mi transición hacia el mundo empresarial. Porque sí, quienes enseñan también tienen un papel fundamental en las organizaciones. La formación continua no es un lujo, es un motor de cambio, un pilar para la innovación y el crecimiento sostenible.

Las empresas que apuestan por el aprendizaje constante no solo están invirtiendo en su equipo de trabajo, están fortaleciendo su capacidad para adaptarse, para evolucionar y para enfrentar los desafíos del mercado. Una persona capacitada es una persona empoderada, y una persona empoderada transforma su entorno.

La educación como pilar organizacional

Así como en un aula de clase las personas estudiantes son los protagonistas del aprendizaje, en las empresas las personas colaboradoras deben ser los actores principales de su desarrollo. Ahí es donde entran los educadores organizacionales, aquellos que facilitan el proceso, guían y potencian el talento humano.

No se trata solo de impartir talleres o capacitaciones, se trata de construir espacios donde el conocimiento fluya, donde cada miembro del equipo pueda explorar nuevas ideas, equivocarse y aprender de esos errores. Porque, al final del día, la educación en el entorno laboral no solo mejora competencias, también fortalece la cultura organizacional.

El impacto de la formación continua

Cuando una empresa apuesta por el aprendizaje, crea una cultura de mejora constante. Las personas colaboradoras no solo adquieren nuevas habilidades, sino que desarrollan una mentalidad abierta al cambio, dispuesta a evolucionar. Y esto se refleja en cada proyecto, en cada reunión y en cada interacción con los clientes.

Una empresa educadora es una empresa que escucha, que adapta y que transforma. Que entiende que cada persona colaboradora tiene un potencial único y que, con el apoyo adecuado, puede alcanzar niveles extraordinarios de desempeño.

Agradecimientos y reflexiones

En este Día del Educador, quiero agradecer a cada una de las instituciones que me permitieron crecer y aprender como educadora:

● Head Start
● Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras
● Universidad del Sagrado Corazón
● Los espacios comunitarios que me abrieron sus puertas

Y, sobre todo, a cada estudiante, colaborador y colega que ha compartido este camino de aprendizaje. Ustedes son y siempre serán los verdaderos protagonistas.
Porque educar es transformar, y cada espacio, cada empresa y cada comunidad tiene el potencial de crecer cuando la formación continua es parte de su cultura.

👉🏼 ¿Cómo está tu empresa impulsando el aprendizaje continuo? ¿Qué rituales educativos forman parte de su cultura?